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martes, 13 de diciembre de 2011

A ESO ...LE LLAMO...



A eso de caer y volver a levantarte.

De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad,
Llámale sabiduría.


A eso de sentir la mano de DIOS

Y saberte impotente.
De fijarte una meta y tener que seguir otra.
De huir de una prueba y tener que encararla.
De planear un vuelo y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder, de querer y no saber,
De avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo,
Llámale enseñanza.

A eso de pasar días juntos radiantes.
Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía.
A eso no le llames rutina,
Llámale experiencia.

A eso de que tus ojos miren
Y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso no le llames poder humano,
Llámale milagro divino…

Cada vez que  nos  levantamos es  preciso que  vayamos encontrando  el sentido  de cada  segundo de nuestra  respiración, cada uno de ellos  son milagros que miramos,  cada uno de ellos  son oportunidades  que  nos permiten  abrir los  ojos.

Nuestros  ojos  nos hacen  ven  cada  milesima  de nuestra  existencia, 
cada uno de ellos  nos  hace  ver  cuando  valemos  y  cuando  queremos  al otro,
eso de  caerse  y  levantarse  se llama  valentia,
a eso de  caerse  le llamo  virtud.

Hoy le dedico estas  lineas a  alguien que  cuenta mucho mas  que el  sol y las estrellas del universo  entero, en mi  pequeño  existir, cada  uno de ellos  son  un milagro.

Muchas veces en la vida pensamos y hasta decimos que nos queremos morir. Pero la vida es muy valiosa para desperdiciarla. Todos somos muy importantes.
Piensa que aunque para el mundo no seas nadie, para alguien eres el mundo.

Muchas veces pensamos que otros son perfectos, pero no hay nadie perfecto, todos somos iguales. Sólo hay gente que tiene cosas que tú no tienes, como tú tienes cosas que ellos no tienen.


«Cuando te sientas mal, cierra tus ojos y descubre la presencia de Dios. Él esta ahí susurrándote
suavemente que nunca te dejará desamparado. Cuando tienes esa experiencia es 
cuando podrás decir: 

No tengo miedo. 

Nadie puede hacerme daño porque Dios me ayuda»

2 comentarios:

  1. gracias por compartir algo tan valioso...
    me quedo con esa frase que dices:

    aunque para el mundo no seas nadie, para alguien eres el mundo.

    Un beso y un enorme placer volver por aquí!!!

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